Los jóvenes españoles ganan menos que hace una década, según un informe de la OIT, y están entre los peor parados a nivel mundial
Los trabajadores españoles más jóvenes ganan hoy menos dinero que hace una década, según la conclusión que saca la OIT en su informe Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil de 2024. Además, en él se refleja que son los peor parados, junto a los jóvenes australianos.
Ambos países, España y Australia, hemos sufrido una deflación salarial, lo que provoca que esta nueva generación padezca un estancamiento, con graves problemas económicos y laborales. Esta situación se agrava al mirar el género de la persona trabajadora, ya que la mujer sale aún más perjudicada que el hombre.
En España, no obstante, no ha sido así. Según la OIT, las trabajadoras de entre 25 y 30 años comenzaron con la recuperación salarial en 2018, mientras que, en la misma franja de edad, la de los hombres llegó en 2020. A pesar de este dato, la brecha salarial sigue existiendo. Si las mujeres cobran más que los varones en estas edades, es porque están más formadas y aún no han llegado a la “edad más peligrosa para la mujer”, cuando existe riesgo de maternidad. Por su parte, muchos hombres abandonan los estudios para emplearse en trabajos que no requieren formación, de ahí que en sus primeros años laborales perciban, en general, menos salario.
Según la EPA de cierre de 2023, el mercado laboral español ha ganado 4.488.700 de trabajadores en una década. Sin embargo, estos ocupados que recoge la Encuesta de Población Activa no perciben un crecimiento en sus salarios. Si observamos los sueldos reales ajustados por la inflación, el poder adquisitivo de los jóvenes es el mismo o, incluso, peor que hace diez años.
Esto se agrava especialmente si vemos cómo el coste de vida ha aumentado, sobre todo en áreas tan necesarias como la vivienda y los alimentos. El resultado es una creciente precariedad laboral y una dificultad máxima a la hora de adquirir una vivienda o formar una familia. Otros países que salen especialmente mal parados, además de España, son Australia, Brasil, Colombia y Egipto.
Menos paro entre los jóvenes
Pese a estos malos datos salariales, la tasa de paro entre los menores de 25 años ha bajado considerablemente. El año pasado, se situó en un 13 % a nivel global, siendo el menor nivel de los últimos 15 años, según indica la OIT. Además, estamos en una situación que se espera mejorar en los próximos años. Es un dato, no obstante, que España, de forma particular, sigue duplicando.
Sin embargo, una mejor tasa de desempleo no garantiza nada, ya que sigue produciéndose un gran estancamiento. El empleo que se genera tiene una alta tasa de temporalidad y de contratos a tiempo parcial. Los jóvenes son, de hecho, la población más afectada por la precariedad. Esto trae unas graves consecuencias, ya no solo a la hora de limitar el poder adquisitivo, sino que se produce una notable desigualdad intergeneracional, retrasando decisiones vitales como la emancipación.
La OIT reclama que es urgente abordar políticas públicas que reconduzcan esta grave situación. Se deben promocionar empleos de calidad con salarios dignos y contratos estables para que haya mejores oportunidades laborales. Esto no se está viendo reflejado desde la crisis económica de 2008, de la que arrastramos importantes secuelas, como la inestabilidad laboral y unos sueldos deficitarios. En España, es fundamental, para revertir esto, que el Gobierno y las empresas vayan de la mano para dar un futuro mejor a las siguientes generaciones.
Cada vez hay más “ninis”
Una de las mayores preocupaciones es el aumento de los jóvenes que no tienen empleo ni está recibiendo una formación. Los que se considera popularmente como “ninis”. A finales de 2023, el porcentaje de ellos era de un 20,4 % de la población mundial de menores de 30 años; es decir, uno de cada cinco jóvenes. En España, según la EPA, era del 21,2 % a finales de 2023. Además, también se observan diferencias de género en estas cifras, puesto que dos de cada tres jóvenes en esta situación son mujeres. Concretamente, el 28,1 %, frente al 13,1 % de los hombres.
La falta de avances en la juventud viene dada por la carencia de empleos decentes, que lleva a que más de la mitad de ellos tengan un empleo informal. Todo ello está provocando una fuerte ansiedad entre las nuevas generaciones, que repercute gravemente en su salud mental. Salarios, acceso a la vivienda y más medios para luchar contra los problemas de salud mental son precisamente los ejes que USO reclama para mejorar la vida y el futuro de nuestros jóvenes.
El director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo, señala que las sociedades pacíficas dependen de tres ingredientes fundamentales: estabilidad, inclusión y justicia social. “El trabajo decente para los jóvenes está en el centro de los tres”. Es decir, que, sin ese empleo digno, estaremos en una situación cargada de desigualdades y sin oportunidades para acceder a las exigencias mínimas que requiere una persona.
¿Cuál es la situación a nivel mundial?
El informe de la OIT advierte de que la situación no es igual en todas las regiones del planeta. El paro juvenil es más elevado en los países árabes, en Asia Oriental y Sudoriental, y en la zona del Pacífico, donde ha aumentado en los últimos años.
Hay naciones que han experimentado una subida significativa en el campo de las ganancias reales, como son Indonesia, Vietnam y Polonia. Sin embargo, en otros, como Australia, Brasil, Colombia, Egipto y México, no ha habido un incremento salarial mensual en la última década. Desgraciadamente, España también se encuentra en el grupo de estos últimos países. Además, es, junto a Australia, la nación que más deflación salarial ha tenido entre los adultos jóvenes en este periodo.
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